sábado, 24 de diciembre de 2011
viernes, 23 de diciembre de 2011
Antoni Tàpies y yo
Hace años, recién llegado a Barcelona, tuve un sinnúmero de trabajos, a cada cual peor. Una temporada trabajé para una cooperativa de Manresa repartiendo vinos, aceite y avellanas. El furgón que me asignaron tendría seis metros de caja. A la madrugada me dirigía al polígono de Montcada a cargar la furgoneta y recoger los albaranes del día. Este trabajo no era de los peor pagados pues además del sueldo base cada mes tenía la suma de extras por repartos. El problema es que ellos sí creían que me pagaban bien y además me exigían cada día hacer unos cuarenta y tantos repartos en el área metropolitana de Barcelona en lugares casi siempre distantes ente sí. En un mismo día podía llevar cajas de vino al restaurante más selecto de Pedralbes como repartir con mi furgoneta por una de las calles del Raval donde se te colgaban las putas rumanas en tu ventanilla vestidas con minifaldas de chino. Y si iba a Plaza Real los vagabundos que habían dormido en banco toda la noche no se apartaban apretujados en mitad de la vía al candor de la luz de la mañana, y el poli me decía: como si les pasas por encima chico, te doy permiso. A veces la furgoneta iba tan cargada que no podía ascender con ella las rampas de ronda litoral y en medio de un atasco tenía que dar marcha atrás para coger velocidad y salir de allí entre pitidos de coche y voces que gritaban hijo de la gran puta. Un día tuve que descargar siete garrafas de aceite en un restaurante que estaba por la calle Tuset y como era habitual, tuve que aparcar como pude en mitad de la acera. Iba con mi carro a recoger más garrafas cuando me topé con Antoni Tàpies y su mujer, Teresa. El pintor iba muy encorvado y caminaba torpemente. Su aspecto era tan senil que mi impresión aún permanece. Teresa le ayudaba a bajar la acera y me miro con indignación diciéndome: no ves que no dejas pasar…lo dijo con el temple y el tono de los privilegiados que pueden permitirse una vida ordenada, me lo dijo como si estuviera sosteniendo con su brazo la mano cimbreante y senil de un genio al que hay que dar la comida con una cuchara como un niño…entonces les miré y dije: mire, señora, yo no tengo la culpa de que existan muros y que los caballos galopen…y así acaba la historia…
jueves, 22 de diciembre de 2011
La comunicación
Lo que en realidad me encanta es inventar dramas y símbolos...hoy mismo veo en la pantalla de un televisor en una cafetería a una mujer agarrada patéticamente a una botella de champán celebrando que le ha tocado la lotería de navidad. Su gesto era tan patético, tan descorazonador, como el de un esclavo muerto de sed que sostiene la yacija que su amo le ha donado y le besa la mano con religiosa gratitud...he trasladado esta imagen en mi imaginación a un campo de concentración y al síndrome de amor por tu carcelero...la suerte, sea buena o mala, es el peor de los destinos de un hombre, pues se recibe con la actitud de un plebeyo. Al contrario, pocos son los hombres capaces de vivir con su hybris y desenvolverse en la realidad con una rabiosa y trágica libertad...el champán hay que beberlo antes de morir o en el extremo de tu desafección. Descorchar una botella de champán en un teatro es como disparar un tiro con una pistola oculta hace tiempo en un cajón. He dicho.
martes, 20 de diciembre de 2011
La alondra
Este año por llegar es el 2012. El animal que invoco como símbolo es la alondra. Si hay un animal conmovedor por su naturaleza poética es la alondra. Nadie sabe cómo es, nadie sabría decirme cuál es es forma o color. El canto de la alondra es arquitectónicamente una esfera perfecta...
miércoles, 14 de diciembre de 2011
La tristeza
A veces me pregunto en que medida me he equivocado con las personas que quiero, qué es lo que he podido hacer mal, y qué palabras presurosas y cargadas de rabia han quedado en la mente de una persona. Si pudiera dar marcha atrás y recobrar el brillo candente de tus ojos, el comienzo cuando todo era ingenuo, inconsciente e inmaduro. A veces pienso en un mundo donde las palabras pudieran estallar en en la mente del amante como el amanacer de fuego de esta madrugada. Algún día me gustaría abandonar la fragua, los trabajos pesados, y estar tranquilo en algún sitio plegado en mi mudez. Hace artesanía con el pensamiento, escribir cartas, vivir entre sombras...moverme a tientas por el espacio...por favor, quiero verte bien...
La pulga de acero de Nikolai Semionovich Leskov.
Sesión de fotos en el local de La Maquinista. Trabajaremos sobre este cuento.
La pulga de acero de Nikolai Semionovich Leskov.Cuando el Zar Alejandro visita Inglaterra tras finalizar el Congreso de Viena, acompañado de su fiel general, el cosaco Platov, los ingleses, para impresionarle, le regalan un minúsculo autómata, una máquina diminuta y totalmente autónoma, que sólo puede ser contemplada si se mira a través de un microscopio: una pulga de acero mecánica. Picados por el afán de competencia, los rusos, capitaneados por Platov, se proponen encontrar al artesano que sea capaz de construir una pulga igual, para demostrar a los ingleses de lo que los rusos son capaces. Tras una infructuosa búsqueda a lo largo y ancho del Imperio Ruso, innumerables artistas son desechados: hasta que aparece «el Zurdo», el prodigioso artesano bizco de Tula.
La pulga de acero de Nikolai Semionovich Leskov.Cuando el Zar Alejandro visita Inglaterra tras finalizar el Congreso de Viena, acompañado de su fiel general, el cosaco Platov, los ingleses, para impresionarle, le regalan un minúsculo autómata, una máquina diminuta y totalmente autónoma, que sólo puede ser contemplada si se mira a través de un microscopio: una pulga de acero mecánica. Picados por el afán de competencia, los rusos, capitaneados por Platov, se proponen encontrar al artesano que sea capaz de construir una pulga igual, para demostrar a los ingleses de lo que los rusos son capaces. Tras una infructuosa búsqueda a lo largo y ancho del Imperio Ruso, innumerables artistas son desechados: hasta que aparece «el Zurdo», el prodigioso artesano bizco de Tula.
jueves, 8 de diciembre de 2011
Georges Braque
Uf...Barcelona y su sociedad me agotan. Percibo en todo lo que me rodea un estancamiento. Voy como enojado contra esta banalidad y frivolidad que solo enmascara la falta de trabajo...Es un lugar donde el comercio simbólico está presente siempre hasta el punto que la necedad y el vacío se estiman como valores en alza. Contemplo la luz cayendo sobre la humildad de las cosas, el abandono de las cosas y hago mí su soledad de cosas descontempladas...y así pasan los días, los meses...preparando concienzudamente mi marcha de una forma digna y merecida, acabar mi tesis doctoral y con dinero para establecerme en un lugar donde uno sea valorado.
martes, 6 de diciembre de 2011
lunes, 5 de diciembre de 2011
José Ortega Gasset
Uno de los libros apropiados para analizar la actual situación en este país es La teoría de las generaciones de José Ortega y Gasset. Creo que es éste su título pues hace ya mucho que me interesé por este libro. Uno de los problemas de nuestra sociedad es que no ha habido lo que diremos un recambio generacional. Solo hace falta echar un vistazo a la esfera pública y darse cuenta de quienes son las personas que toman las decisiones en cada uno de los ámbitos públicos desde un sindicato, una empresa, o la cultura. Varias generaciones han sido desplazadas al ostracismo de los sin porvenir. Si alguien viene a tí es para explotarte, si tú vas te dirán que no es tu momento, que te esperes. No existe un diálogo intergeneracional ni interesa que lo haya pues seguramente sería un cuestionamiento del posicionamiento de una élite, de una clase acomodada, del propio sistema en cuanto tal.
Esta movilidad social tan sana para el desarrollo de un país genera la carencia de una creatividad, de innovación, de reformulación de las instituciones o los órganos de gobierno. Sigan ustedes en sus sillones, sigan, sigan...nuestra generación ya hace tiempo que está perdida en los trabajos mal pagados, sin seguridad social, los cv que no van a ninguna parte...ah, esta repugnante desidia que lo impregna todo en este país...los bares atestados de españoles...griterío...fútbol...oye, me pones el tenis, me das la máquina de tabaco...una niña china sirve los cafés...vete a tu puta casa cabrón a ver el tenis o haz algo con tu puta vida ...
Esta movilidad social tan sana para el desarrollo de un país genera la carencia de una creatividad, de innovación, de reformulación de las instituciones o los órganos de gobierno. Sigan ustedes en sus sillones, sigan, sigan...nuestra generación ya hace tiempo que está perdida en los trabajos mal pagados, sin seguridad social, los cv que no van a ninguna parte...ah, esta repugnante desidia que lo impregna todo en este país...los bares atestados de españoles...griterío...fútbol...oye, me pones el tenis, me das la máquina de tabaco...una niña china sirve los cafés...vete a tu puta casa cabrón a ver el tenis o haz algo con tu puta vida ...
Lazarus
domingo, 4 de diciembre de 2011
El minotauro
El minotauro melancólico
…érase una vez el joven Teseo y el temible laberinto…sí, me adentraré en el laberinto y mataré al minotauro le prometió al Rey Minos y jamás una virgen volverá a ser sacrificada…en las yemas de mis dedos el hilo de Ariadna marcará mi regreso desde lo más oculto y profundo del laberinto…fue pasando el tiempo y la hebra se rompió, como así la memoria del nombre de Ariadna y el suyo propio, Teseo, también la promesa de regresar, ya no tuvo esperanza ni temor de encontrar un minotauro…la piel de Teseo se fue agrietando y sus uñas crecieron, su cabellera fue convirtiéndose en una pelambre rala, sus ojos se volvieron desmesuradamente grandes con la oscuridad…en un charco descubrió su imagen…y horrorizado pensó…oh, quien es este ser tan monstruoso…y así termina nuestra historia con un minotauro melancólico que mira la lejanía …
Los ojos que miran el fuego lo devoran todo.
…érase una vez el joven Teseo y el temible laberinto…sí, me adentraré en el laberinto y mataré al minotauro le prometió al Rey Minos y jamás una virgen volverá a ser sacrificada…en las yemas de mis dedos el hilo de Ariadna marcará mi regreso desde lo más oculto y profundo del laberinto…fue pasando el tiempo y la hebra se rompió, como así la memoria del nombre de Ariadna y el suyo propio, Teseo, también la promesa de regresar, ya no tuvo esperanza ni temor de encontrar un minotauro…la piel de Teseo se fue agrietando y sus uñas crecieron, su cabellera fue convirtiéndose en una pelambre rala, sus ojos se volvieron desmesuradamente grandes con la oscuridad…en un charco descubrió su imagen…y horrorizado pensó…oh, quien es este ser tan monstruoso…y así termina nuestra historia con un minotauro melancólico que mira la lejanía …
Los ojos que miran el fuego lo devoran todo.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
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